El cáncer es una enfermedad cada vez más frecuente, donde la alimentación juega un papel básico antes, durante y después del tratamiento. Está demostrado con estudios científicos que un buen estado nutricional y peso saludable mejoran la calidad de vida y la tolerancia al tratamiento oncológico y sus efectos secundarios.

Después de un diagnóstico de cáncer suelen ser frecuentes las dudas en relación a la alimentación, sobre los alimentos que se deben comer, los que se deben evitar, si se han de tomar suplementos nutricionales … El alcance de información relacionada con lo que debería comer durante y después de sufrir cáncer en páginas web, blogs, libros, consejos de familiares o amigos que hayan sufrido esta enfermedad es inmensa pero a menudo no siempre es correcta ni está contrastada científicamente. Lo más importante es tener claro que no hay ningún ingrediente o alimento que por sí solo cure el cáncer.
Debido a que hay muchos tipos de cáncer y de personas, la dieta deberá adaptarse de manera personalizada, por eso es importante tener un dietista-nutricionista de referencia. En general la alimentación deberá ser sana y equilibrada, y sobre todo que contenga suficiente energía, proteínas (carne, pescado, huevos, leche …) y líquidos (agua, batidos de frutas, leche …), ya que durante el cáncer las necesidades de estos nutrientes se encuentran aumentadas y son clave para ayudar a la reparación y regeneración de tejidos, disminuir el riesgo de infecciones, el buen mantenimiento del sistema inmunitario e hidratar las células. La recomendación de seguir un dieta sana y equilibrada puede parecer obvia, pero en realidad durante el cáncer, comer es muchas veces un reto.
El propio cáncer y sus tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia, que son largos, pueden provocar diferentes efectos secundarios, afectando la capacidad de comer y absorber ciertos nutrientes. Dependiendo del tipo de cáncer, y tipo y dosis de tratamiento, se deberán realizar modificaciones específicas en la dieta a medida que vayan apareciendo los primeros síntomas de pérdida de peso, apetito, alteración del sabor, vómitos, diarreas … A menudo también es necesario suplementar la dieta con batidos especiales con elevadas cantidades de energía, proteínas, vitaminas o minerales. Sino se realizan las modificaciones necesarias en los momentos iniciales se puede producir desnutrición, una situación que ocasiona debilidad y cansancio por la pérdida de masa muscular, un incremento del riesgo de infecciones e incapacidad para hacer frente al tratamiento oncológico.
En CPEN tienes la posibilidad de contar con el apoyo de un dietista-nutricionista especializado en oncología que evaluará tu estado nutricional y tus necesidades de nutrientes y energía diarios. Además, el dietista-nutricionista puede ayudarte a incorporar de la mejorar manera las recomendaciones relacionadas con la dieta y la alimentación necesarias para conseguir la energía y nutrientes que tu organismo necesita para hacer frente a la enfermedad, adaptarla según los efectos secundarios de los tratamientos y resolver dudas en relación a mitos y creencias de la dieta durante el cáncer.