Del 14% de la población española que padece diabetes, el 90% corresponde a este tipo en concreto, donde existe un trastorno en la secreción o acción de la insulina (resistencia a la insulina), a menudo ligado con un exceso de peso corporal.
Aunque existe una predisposición genética, la diabetes tipo II se puede prevenir y/o frenar con unos cambios adecuados de estilo de vida, como la reducción del peso corporal, el seguimiento de una alimentación saludable y la práctica de ejercicio físico, pilares básicos en el tratamiento de esta enfermedad tan prevalente hoy en día. Estos aspectos son abordados por el educador en diabetes durante las visitas periódicas en consulta, si bien también existe la posibilidad de ser tratados durante las sesiones grupales que se organizan trimestralmente (alimentos engañosos, aptos para diabéticos, aprender a leer etiquetas…).
Aunque la diabetes tipo II a menudo recibe el nombre de «no-insulinodependiente» son muchos pacientes que, por diversos motivos, terminan necesitando inyectarse insulina para controlar sus niveles de azúcar. Hacerlo de la manera correcta y con la ayuda de las últimas tecnologías en diabetes, puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes.